La primera vez que vi a Caine West fue en un bar. Se dio cuenta de que lo miraba e interpretó erróneamente mi ceño fruncido mientras lo observaba. Cuando intentó hablar conmigo, le dije directamente lo que pensaba de su mentiroso, infiel y ególatra trasero. Y es que el magnífico idiota había comido y cenado con mi mejor amiga, convenciéndola de ir a su cama sin mencionar que estaba casado. Se merecía todo lo que le dije y más por lo que había hecho. Especialmente cuando esa perezosa sonrisa apareció en su perfecto rostro en respuesta a mi diatriba. Solo que el hombre al que acababa de echarle la bronca resultó no ser el hombre correcto.

¡Vaya!. Mi error.

Avergonzada, me fui sin disculparme. De todos modos, nunca iba a volver a ver al guapo desconocido de nuevo, ¿verdad? Eso es lo que pensaba... hasta que entré en clase a la mañana siguiente. Bueno, hola Profesor West, soy su nueva asistente. Trabajaré debajo de ti... en sentido figurado.

Aunque la interpretación literal podría no ser tan mala, trabajar bajo el profesor West.

Esto iba a ser interesante...

Gracias a "Libros del cielo"