Él necesitaba abrirse.

A Jake Miller le gusta su vida. Es sencilla y tranquila. Solitaria. El está tomando la última cosa que realmente le preocupaba a su madre antes de morir, las propiedades que poseía, y hacer de ellas su propósito. Pero su tiempo en el ejército no le había permitido estar allí para ella antes, pero esto es algo que puede hacer ahora. Sólo él y su perro. Exactamente cómo quiere sea. Hasta ella, su primera inquilina. Con su franqueza innata y risas cegadoras, lo contrario de lo que él pensaba que podría querer.

Ella necesita crecer.

Casey Steadman tiene menos que mostrar por sus veintinueve años de lo que habría esperado. No hay cerca blanca. No hay 2.5 niños. Y sin duda ningún marido amoroso. Sólo unas pocas relaciones tibias, un apartamento extremadamente malo y una fabulosa colección de zapatos (y la deuda de la tarjeta de crédito para demostrarlo). Entrar en su nuevo lugar es un gran paso de tacón alto hacia una nueva vida. El tipo de vida estable, aburrida-madura-decisiones que necesita para poder probar a su familia que ella puede vivir. Lo que ella no estaba planeando era su nuevo casero, más caliente que Hades.

Las chispas están volando y son del tipo que sólo puede provenir de una amante de los stileto, odio a los perros, odioso, repelente de presupuesto, implacablemente optimista, convirtiéndose en la más joven de los cinco inquilinos, con un vecino estoicamente silencioso y ligeramente pesimista, 'Mi único amigo es mi perro', hijo único y ex Ranger del Ejército. Casey y Jake son totalmente opuestos. Pero cuando se juntan, puede ser que sea amor verdadero.